He visto en escenas separadas a Gwen Stark y Kimberly Brix y he llegado a confundirlas. No es que se parezcan una barbaridad, precisamente, pero el tono pelirrojo de su cabello las coloca en la misma categoría mental para muchos pornófilos. Lo más curioso, eso sí, es que en actitud sí se parece bastante: ambas vienen rodeadas de una especie de halo de elegancia, de mirada gélida y gesto parsimonioso, que se esfuma gradualmente a medida que cabalgan el rabo que les ha sido asignado. Hoy, en Naughty America, coinciden.
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