Hoy es una de esas contadísimas ocasiones en las que hablamos de una escena porno no tanto por el interés que nos despiertan sus protagonistas como por quien está detrás de la cámara. Y es que parece que Kayden Kross, irresistible diosa rubia casada con Manuel Ferrara y socia de Stoya en el estudio Trenchcoatx, está desarrollando cada vez mejor su faceta como cineasta. Tanto es así que el actual dueño del cotarro que vende más que nadie y arrasa con todos los premios, el francés Greg Lansky, le ha cedida su silla plegable de director en una escena para Vixen con la idea de ver qué era capaz de hacer Kayden. El resultado es una obra de arte refinadísima, un polvo con sumisión vagamente basado en Cincuenta sombras de Grey y protagonizado por la pelirroja británica Ella Hughes y el infatigable ruso Markus Dupree. No está claro que Lansky vaya a empezar a ceder su sitio a directoras del porno muy a menudo, porque el tipo es un perfeccionista empedernido, pero este tipo de invitaciones puntuales dan más prestigio a su ya de por sí envidiado emporio.
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