Los más melómanos seguramente conozcan a Nick Cave y su canción «Into my arms», en la que digamos que implora a Dios para que no intervenga en absoluto en el caso de su amada; que no le toque ni un pelo de la cabeza, que la deje tal y como es…, dice en algunos pasajes. Al enterarnos de que Katrina Jade, una de las musas con más garbo y belleza de la industria actual, ha recurrido al todopoderoso bisturí, nos ha venido a la mente esa emotiva canción del aclamado músico australiano, puesto que nos tememos que Katrina habrá perdido irremediablemente buena parte de su encanto (aunque es una opinión meramente subjetiva y depende de los gustos estéticos de cada uno). En todo caso, su filmografía, a día de hoy, supera de largo las cuatrocientas escenas, por lo que siempre podremos recurrir a verla en acción sin añadidos artificiales, como en estos títulos de manufactura más o menos reciente. Entre ellos, su último anal.
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