Esto es un no parar. Si mirando a la actualidad se puede comprobar la cantidad y el nivel de actrices checas, echando mano del polvoriento catálogo de profesionales ya retiradas a uno se le van las manos a la cabeza. El enésimo ejemplo es el de Kate Jones, nacida Katarina Svedova en la bonita ciudad de Praga a finales de los setenta y con un rostro del montón sobre un cuerpo completamente natural que corta la respiración. En esta escena tenía 32 años y, aunque se hallaba en el ecuador de su corta trayectoria, demuestra que ni el sexo anal ni el uso de los más variopintos artilugios tenían secretos para ella.
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