Larga melena dorada, figura esbelta, pero también abombada, nariz pequeña y una mirada azul que transmite seguridad y lascivia. Kate Dalia se las arreglaba bien en el mundo de la moda, y la gente cercana le decía que no tenía necesidad de hacer porno, pero ella respondía tajante: “no lo entendéis, yo quiero hacerlo”. Con esa determinación comenzó a «pornear» tanto por cuenta propia como en productoras, dejando su impronta en sus performances equis. Como aún no había pasado por esta santa casa, hoy le damos la alternativa a esta atractiva treintañera para que afronte este año con premio con su premio correspondiente, valga la redundancia.

Comentarios