Es tu cumpleaños. Llegas a casa del trabajo (o del bar…) y te encuentras a tus amigos escondidos tras el sofá y la cortinas. «¡Sorpresa!», gritan, y los matasuegras te ensordecen, todavía aturdido, mientras las serpentinas se posan sobre tus hombros y la lluvia de confeti te acaricia las mejillas. Qué majos son, joder. Tras la ronda de regalos con una muñeca hinchable, una vagina en lata, dos cientos condones y un DVD de porno gay alemán, suena el timbre y las risas se cortan de golpe. Te das la vuelta y por la puerta entra tu verdadero regalo: follarte a Jynx Maze, Jada Stevens y Diamond Kitty. Efectivamente: falleces en el acto.
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