En una de sus escenas más recientes para Pure Mature, empieza a notarse cierta especie de filtro borroso en la cámara o en la posproducción de vídeo, señal de que Julia Ann empieza a ser muy consciente de que la genética y los buenos hábitos no lo pueden todo, que ya se acercan los cincuenta y que lo normal es que el cuerpo no se mantenga como el de una veinteañera firme y prieta. No obstante, la suya es una belleza tan impresionante que ni unas arrugas, ni unas carnes fláccidas, ni unas estrías pueden disminuir fácilmente.

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