Recuerdo que descubrí a Juelz Ventura mucho antes de llegar a esta santísima casa, y en aquella época era una guapísima joven y lozana brasileña (aunque en realidad es de esas estadounidenses que hacen mucho hincapié en su lugar de origen para dotarse de cierto exotismo), y con el paso del tiempo su físico ha ido cambiando de manera sustancial. A sus 28 años ya no es aquella postadolescente de aires tímidos, pero tampoco aquella víctima de sus problemas de salud que encarnó hace un lustro.
Ahora, a las puertas de la categoría protoMILF, Juelz se ha estabilizado en un estilo muy de estos tiempos, con tatuajes abundantes y un ano que, como bien sabe Mike Adriano y la gente de Evil Angel, no conoce límites. Hoy vuelve a demostrarlo en Buttsex Nymphos #4.
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