Era una morenaza rusa de ojos azules que con su metro setenta de estatura y sus medidas de bailarina pudo convertirse sin muchos problemas en una cotizada modelo. Pero por algún motivo, una mañana de 1995 la grácil Joy Kiss decidió que era un día perfecto para entrar en la industria del porno europeo. La aventura, pese a entrar a trabajar directamente para Private y dejar constancia de un talento innato, solo duró cinco escenas de las que os servimos tres a continuación.
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