La trascendencia de Jordi El Niño Polla ya no está encapsulada en el tipo de escenas donde más suele brillar, esas en las que hace de hijastro o sobrino o amigo de un hijo sorprendido ante la voracidad sexual de mujeres lujuriosísimas que aparentan doblarle la edad. Eso funcionaba y lo sigue haciendo, pero su fama ya le precede hasta tal punto que está empezando a rodar escenas en las no necesita interpretar un rol: en su primer polvo con la despampanante starlet rumana Alyssia Kent hace el mismo trabajo que podría hacer cualquier actor consagrado, cualquier Manuel Ferrara o cualquier Mick Blue. Porque Jordi ahora es mucho más que el Niño Polla.
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