La última vez que os la traje, la llamé «la Pilar Rubio» del porno por su (para mí) considerable parecido físico a la presentadora y actriz [sic], pero por lo visto muchos de vosotros no coincidisteis conmigo en esta semejanza. Hoy, para evitar estos desencuentros, os traigo una escena un par de meses previa a aquella última tan amorosa y esteta en la que además de parecerse menos, Madison Ivy demuestra el dominio de su otro registro porno, el más habitual, su hábitat natural: el de follar como si le fuera la vida en ello con pollones de escándalo como el de Criss Strokes. Incluye sorpresita sonora hacia el minuto 13:55.
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