Hace unos días New Sensations publicaba la película Redheads Are Sexy #3 —no podría estar más de acuerdo—, donde Jessica Robbin, una pornstar camino de una consagración que ya parece palpable e inminente, volvía a los brazos de uno de sus primeros compañeros masculinos en sus inicios. El polludo bicolor Bruce Venture disfrutaba de una señorita cuya baza para triunfar, más allá de un precioso y dotado cuerpo natural y una actitud muy activa en el sexo, es algo tan poco habitual como la frescura, la simpatía y el buen rollo que desprenden sus trabajos.

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