Parece que Jenny Blighe y Manuel Ferrara entierran el hacha de guerra respecto a su única colaboración profesional, que acabó como el rosario de la aurora así como punta de lanza del #MeToo en el porno. El caso es conocido por todos los seguidores de la farándula en clave X: Jenny Blighe quería cumplir su sueño de converstirse en estrella porno y accedió a rodar una escena con uno de los grandes del negocio, Manuel Ferrara, en una de las grandes casas: Evil Angel. Pero lo que debería ser un trampolín de salida se convirtió, en palabras de la actriz, en una pesadilla. Entonces aseguró que trató «de detener la escena pero el director me dijo que estaba destruyendo el clímax y volví al plano. Me sentí impotente. Todas mis pesadillas sobre filmar una película con un chico se hicieron realidad.» Por otro lado, la compañera de ambos en la escena, Ginger Banks, aseguró no darse cuenta de la incomodidad de su compañera hasta que terminó la grabación.
Dos años después y tras una guerra sin cuartel, con denuncias y demás, Jenny Blighe y Manuel Ferrara cierran el episodio después de que éste se saliera de madre en las redes con esta declaración conjunta. Una declaración que posiblemente cierre la herida pero que abre una vez más el debate de los contratos acerca de los actos sexuales en la escena y qué se encuentra dentro y fuera de los límites.
«Mucha controversia ha habido desde que grabamos una escena juntos, hasta el punto de alcanzar unos límites que ninguna de las partes quiere ser partícipe. Así que nos reunimos con la intención de llegar a una comprensión mutua y la esperanza de encontrar una solución para poder superar esto. Reconocemos que nuestro mayor fracaso ha sido la falta de una conversación detallada antes de la escena, y sentimos que, si esta conversación se hubiera dado, hoy estaríamos hablando de un buen proyecto y no de dónde nos equivocamos. Todos nos disculpamos por la mala experiencia durante y después de la escena y por nuestro fracaso por uno y otro lado. Manuel se disculpa por no reconocer la incomodidad de Jenny, y Jenny reconoce que Manuel actuó sin mala intención. Ninguno de los dos lados niega la experiencia del otro.
Nos mantenemos firmes en nuestros ataques al otro y reconocemos que nadie actuó de mala fe o quiso que la situación se diera así. Esperamos todo esto sea un ejemplo para que otros sigan adelante sin cometer nuestros errores. Lo podemos decir de primera mano: las guerras de los medios de comunicación y las redes sociales no terminan bien para nadie. Esto se desproporcionó y atrajo a terceros que no estaban involucrados, que fueron culpados por cosas que nunca hicieron o dijeron… Nos sentimos aliviados de poder decir finalmente que no tenemos mala voluntad hacia el otro y nos deseamos lo mejor para el futuro.»
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