Las sonrisa de Jennifer White es única y extremadamente morbosa, pero no es de las que transmite alegría y honestidad: la starlet californiana ha tenido una relación algo tóxica con el porno, y en ciertos tramos de su ya considerable carrera (no olvidemos que esta mujer debutó con 21 años y dentro de pocos meses cumplirá una década en este oficio) se le ha visto físicamente maltrecha por el consumo de sustancias y con una actitud bastante desconectada de las situaciones supuestamente erotizantes que recreaba en sus escenas. Desde hace unos meses parece que Jennifer se ha centrado de nuevo, su aspecto ha vuelto a la (bella) normalidad y su actitud ante la cámara destila implicación y gusto por lo que hace, tal como queda demostrado en este polvo de sofá para Babes recién publicado. La verdad sobre esta percepción, eso sí, solo la sabe ella.
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