A Janice Griffith le caen críticas por su físico escuálido cada vez que asoma por aquí, y debo decir que estoy muy en desacuerdo con sus detractores. No solo porque es una preciosidad y tiene uno de los pares de tetas naturales más perfectos del porno (sin ser grandes, su firmeza y armonía es digna de una escultura humana), pero es que además se implica con la fiereza de una veterana curtida en mil polvos filmados. Hace poco, de hecho, hizo lo impensable: con su cuerpecito delgado y sus caderas estrechas se enfrentó pro primera vez en su carrera al mismísimo Mandingo en la cinta Mandingo Massacre #12 que edita Jules Jordan. Si eso no es compromiso con la profesión, yo ya no sé.
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