Ilona Staller Cicciolina se estrenó en el séptimo arte interviniendo en películas eroticonas como Incontro d’amore (1971) y Le monde des sens (1972). Era aún una adolescente en la edad del pavo, de modo que pasó varios años mareando la perdiz, sin atreverse a follar ante las cámaras. Por aquel entonces, el único que podía disfrutar viéndola engullir mortadelas cremosas por los cuatro puntos cardinales de su pálido cuerpecito era su compañero de catre, Riccardo Schicchi.
Pero al cumplir los treinta añitos, nuestra chica se puso las pilas o, mejor dicho, conmvirtió su felpudo en una central de sexo nuclear y protagonizó su primera películas de porno puro y duro: La orgía atómica (1985). En ella, el folleteo desmesurado se convertía en un panfleto ecologista que intentaba convencer al personal de que siempre es mejor meter la berenjena en caliente que hincarle la bayoneta a cualquier enemigo. En fin, en tiempos de guerra, cualquier agujero sirve de trinchera.
Su compañero Riccardo tomo al toro por los cuernos. Ya que su bambolina cachonda iba a dejarse ensartar del derecho y del revés, lo mejor que podía hacer era sacar provecho del asunto. Cornudo puede que sí, pero de apaleado nada: él mismo se convirtió en el productor y director de la mayoría de películas protagonizadas por la diva. Fueron films un tanto extraños, puesto que entre polvos, mamadas, enculadas y variopintas posiciones amatorias, Cicciolina siempre encontraba un hueco donde meter sus mensajes pacifistas y eróticofestivos. Lástima que los pajilleros tengan el gatillo fácil y le den al acelerador del vídeo para pasar de casquete a casquete, y me paro porque se la mete.
En Chocolate y bananas (1986), como el propio nombre indica, además de tragarse buenos plátanos carnosos, la muy cochinilla se comía algunos pedacitos de mierdecilla chocolateada. En La concha de los deseos (1986), como argentinos y chilenos habrán adivinado, su rajita engalanada se dejaba explorar a fondo por los aborígenes de una isla perdida en la galaxia del amor. De ese año 1986 merece ser destacada Cicciolina Number One, en la que comparte penetraciones, cabalgatas y corridas con Amber Lynn, Tracey Adams y los inconmensurables centímetros del eterno John Holmes (requiescat in pace, awomen). Más tarde, Ilona se mostraba preocupada, no fuera el caso que el garañón de miembro interminable le hubiera contagiado el SIDA. Pero lo único que le dejó fue un boquete en el coño que tardó un par de días en cerrarse para retomar su, por otra parte holgada, forma habitual.
A finales de los ochenta, Cicciolina se retiró del porno filmado y cambio de pareja. A partir de entonces, el creador plástico Jeff Koons la convirtió en la musa de su arte guarrindongo y kitsch. El artista y la modelo se casaron en junio de 1990 y, tras un conocimiento tan íntimo, los rincones más recónditos del cuerpo de la famosa eurodiPUTAda se exhibían libremente a lo largo y ancho de su escandalosa colección de pinturas y esculturas Más de una parejita encontró, al fin, algo mejor que hacer en una sala de exposiciones.
FILMOGRAFÍA CICCIOLINESCA
The Life and Times of John C. Holmes (1998)
“Xica da Silva” (1996) TV Series
Carcere amori bestiali (1994)
Replikator (1994) (as Cicciolina)
Donne di Mandingo, Le (1991) …
Backfield in Motion (1990)
Cicciolina e Moana ai mondiali (1990)
Rise of the Roman Empress 2 (1990)
Tutte le provocazioni di Moana (1990)
Backdoor Summer II (1989)
Backdoor Summer (1988)
Bottega del piacere, La (1988)
Carne bollente (1987)
Banane al cioccolato (1986)
Telefono rosso (1986)
Cicciolina Number One (1986)
Racconti sensuali di Cicciolina, I (1985)
Pornopoker, Il (1984)
Conchiglia dei desideri (1983)
Cicciolina amore mio (1979)
Dedicato al mare Egeo (1979)
John Travolto… da un insolito destino (1979)
Senza buccia (1979)
Voglia di donna (1978)
Bestialità (1976)
Inibizione (1976)
Mondo dei sensi di Emy Wong, Il (1976)
Prosseneti, I (1976)
Ingenua, L” (1975)
Liceale, La (1975)
Supplente, La (1975)
Vizi privati, pubbliche virtù (1975)
Cav. Costante Nicosia demoniaco/Dracula in Brianza, Il (1975)
Incontro d»amore (1970)
Bedtime Stories (¿?)
por Johnny Laputta
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