Convendréis conmigo en que el porno y el arto no pueden formar un todo en ninguna circunstancia, que pueden convivir en un mismo plano, pero de forma separada. Algo así como ver una mamada con un cuadro de Monet al fondo. El problema llega cuando uno no sabe exactamente dónde situar esa fina línea, cuando lo que es pornográfico en lo técnico no lo es en lo conceptual, cuando un polvo de verdad no solo busca excitar al espectador sino que su motivación es narrativa o estética. Este debate quedaría bien ilustrado con estas dos secuencias de Hotel Desire, un largometraje del alemán Sergej Moya en el que los actores tuvieron sexo real ante la cámara.
Lo sentimos, este video ha sido eliminado
Comentarios