Un vistazo a la autobiografía de Lelu Love deja muy a las claras que su actitud con respecto a su trabajo no es la habitual en mujeres que se dedican al porno profesional o, como en su caso, semiprofesional. Donde otra hablan de paseos por la playa y adolescencias divertidas, Lelu no esconde que estuvo atrapada en una relación abusiva, que engordó y que se hizo adicta a varias drogas.
Tampoco tiene problemas en celebrar que salió de aquella relación, que volvió a ponerse en forma y que sustituyó sus adicciones por hábitos sanos. Uno de esos hábitos es, de hecho, lo que la da comer: Lelu hace vídeos porno con su novio o sin él, pero siempre con cierta voluntad comunicativa. A veces reproduce fantasías suyas o que sus fans le piden y otras sencillamente nos abre las puertas de su vida sexual auténtica, que a juzgar por algunos vídeos no podría ser más satisfactoria. Su porno es refrescante, genuino y de algún modo verdadero.
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