Casi medio metro de miembro viril cuelga, cubierto de calcetines, entre las piernas de Roberto Esquivel Cabrera. Es con toda probabilidad la polla más grande del planeta y también una de las mayores tragedias en la vida de este mexicano de 54 años. Asegura que solo una vez, en 1990, pudo experimentar el acto sexual. El resto de su existencia se resume con condenas por agresión sexual y atracos, varios años en prisión y la deportación desde Estados Unidos a su Saltillo natal.
En febrero de este año Roberto se presenta en la redacción de un diario mexicano donde se le practican mediciones y se le acompaña a realizarse tomografías y radiografías. 48,2 centímetros es la medida oficial, 14 más que la polla de Jonah Falcon, considerada hasta hace poco la más larga del mundo.
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