A pesar de compartir apellido artístico y cierto parecido remoto, no hay parentesco que una Karina White y Jennifer White. Quizá lo que tengan en común es un tono de piel pálido que les confiere cierto halo de suavidad y pureza. Nada más lejos: Karina acaba de empezar en el porno y, aunque todavía no hace anales ni otras marranadas de alto nivel, ha pasado de lo exclusivamente lésbico a comer rabos con una celeridad inusual; y Jennifer, vieja conocida y objeto de morbo colectivo, tiene una trayectoria de tres años en el negocio y no muestra contemplaciones a la hora de clavarse la herramienta de un Johnny Castle muy en forma follando por el culo.
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