A veces nos da la sensación de que solo en Orgasmatrix se valora en su justa medida a una de nuestras deidades particulares, la preciosa Hazel Moore. Ni suele estar nominada en los premios AVN, ni cuenta con demasiado protagonismo en los sitios webs especializados, ni son habituales entrevistas o reportajes sobre su figura. Francamente, nos importa un comino, es evidente que es una de nuestras musas, y lo cierto es que si se volviera más mainstream, es posible que lo viéramos con cierto recelo, como cuando una de nuestras bandas semidesconocidas favoritas consigue el éxito masivo. Otro dato que revela que la neoyorquina es una rara avis en este gremio es que hasta el pasado 19 de diciembre no había aparecido en Deeper, una productora que le viene como anillo al dedo, pero que, aunque siempre es una delicia verla en acción, no han sabido sacarle el partido que se esperaba.
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