El porno es, a la vez, reflejo y creador de modas y tendencias. Los hábitos mostrados en el pornotube acaban influyendo en la vida sexual de los espectadores. En el caso de la depilación y los estilismos genitales, no termina de estar claro quién influye a quien. Hoy vamos a realizar un pequeño repaso por las diferentes modas que hemos sufrido en cuanto a maneras de recortar el vello púbico femenino.
El Mato Grosso
Poco habitual en nuestra industria, a no ser que nos remontemos a sus orígenes y a las más descuidadas felatrices de los 70. Claro que también tiene sus fetichistas, oiga: existe un buen número de webs dedicadas a loar las virtudes del crecimiento sin control. Para lidiar en estos terrenos necesitamos machete y guía.
El felpudo
Lo habitual en el porno 70’s y en las películas de Pajares y Esteso. Algo más cuidado que el Mato Grosso, quizá por la necesidad aparecer en bikini, pero también frondoso y abundante.
El triangulito
El triangulito de las narices hizo su agosto en los 80 y principios de los 90. Se trataba de depilar los labios, pero dejar un frondoso triángulo isósceles de pelo en la parte delantera de la región púbica. Ginger Lynn, Ashlyn Gere, Tory Welles… todas las grandes de esta época lo lucieron. Y era tan común que muchos chavales pensaron que era la forma natural.
Chocho Pelao
Y en esto que se puso de moda llevar el chochete sin un pelo. Las chicas decían que era para que luciera más bonito; los directores, que para que se apreciara mejor la acción sexual; los psicólogos apelaban a ciertos impulsos pederastas, al quedar la vagina como la de una niña. En todo caso, es práctica aún más que común, y a la hora de hacer sexo oral, seamos honestos, mucho más cómoda.
Barba de tres días
A este punto se puede llegar de dos maneras: voluntariamente, a base de recortar el matojo (para ir a la playita, por ejemplo) o involuntariamente, cuando el pelo comienza a salir tras el pelao. Esta última es peor: a veces pincha cual barba.
Pista de aterrizaje
O “bigotillo a lo Hitler”, como dice mi amigo Paco Fox. Aquí el vello sigue la línea de la rajita vaginarl, con diversos grosores, desde uno fino como un lapicero a otros más abundantes. Para muchos, una buena combinación que disipa las tendencias juveniles pero despeja la zona de juego.
La X-Box
Desgraciadamente poco habitual, consiste, como ven, en dar forma de “X” al matojo. Con esto, la actriz muestra su compromiso con la industria del porno. O eso, o es una fan de los cómics de La Patrulla X, no sé. Diana Gold lo llevó durante un tiempo y la verdad es que tenía su gracia.
El corazón
Para las más románticas. Un toque dulce y sexy a lo Hello Kitty en el fistro vaginarl.
La flecha
Ideal para los más despistados: aprovechar los pelillos para recordar a la pareja donde está el orificio en el que queremos inserte pene / dedos / lengua / dildos / botellas de champagne / cepillo de dientes / calabacín maduro.
V de Vendetta
Anonimous, los fans de Frank Millar o los de la serie de os 80 “V” pueden optar por esta elegante forma. También muy válida si tu novio se llama Vicente, Víctor, Valentín… o tiene un apellido que empiece por V, señal de inteligencia y apostura. Gozó de cierta popularidad a mediados de la pasada década.
Canadienses
Porque las hay patrióticas, que mejor que marcar en el conejito una de las señas de identidad de tu país: esa hoja de arce que, la verdad, queda algo rara.
Feliz navidad
En estas fechas tan señaladas, demuestra tu espíritu navideño con un simpático pelao en forma del tradicional árbol.
Buen rollito
‘Nuff said
Y no acaba aquí la cosa, que después puede uno teñírselo de colorines raros, con la bandera americana, de azul cual pitufo o de mil cosas más. ¿Cuál será la próxima tendencia en el mundo del porno? ¿Se extrapolan estas tendencias a la vida privada de nuestras lectores? Habla, pueblo, habla. Y por cierto….
¿Una fan de Donnie Darko?
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