La productora berlinesa Ersties lleva ya un par de años funcionando y es la prueba viviente de que el porno hecho por mujeres y con cierto estilo contracultural no tiene porqué ser ñoño o aburrido. Las productoras de la compañía vienen todas del mundo de la fotografía y el cine, son muy jóvenes y hacen un tipo de porno que uno no asociaría con los tópicos del porno alemán pero tampoco a las propuestas más suaves y sedosas o al porno feminista que se respalda demasiado en la historia: sus escenas son frescas, explícitas, divertidas y sobre todo muy naturales. Da la impresión de que las actrices disfrutan y ese placer se filtra por la pantalla de una manera muy honesta.
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