El porno ha dejado de ser algo marginal para adentrarse en el mainstream y tener cabida en los medios de comunicación generalistas. Ese es el caso de la revista femenina Love it!, una publicación inglesa orientada a mujeres de entre 18 y 35 años. En un reciente número de esta revista se incluye una entrevista con un actor muy popular aquí: Danny Dong, también conocido como Whitezilla. Esto prueba que el porno y sus estrellas también son objeto de interés del público femenino.
Adjuntamos un resumen traducido al castellano para vuestro disfrute de la entrevista.
Cuando Danny se baja los pantalones, las mujeres huyen
«Era nuestra cuarta cita. Después de cenar en el restaurante italiano, Zoe me acompañó a mi apartamento en Sittingbourne, Kent, para tomar un café. En realidad ella quería sexo. No me dio tiempo a quitarme los pantalones. Ella se quitó el sujetador. Mis ojos brillaron al ver su espalda desnuda. Nos echamos sobre la cama y yo me quité mis boxers azules. En cuanto vio mi pene ella exclamó «!Dios mio!». Se incorporó y mientras se ponía de nuevo el sujetador me dijo «lo siento, Danny. No puedo hacer esto».
No era la primera vez que pasaba algo así. Soy la viva prueba de que el tamaño importa y parece que mi tamaño asusta a las mujeres. Las chicas quieren un hombre grande, pero no tan grande como yo. Lo que tengo es a la vez una bendición y una maldición. Mientras crecía nunca le di importancia. Soy un hijo único y no he tenido hermanos con los que comparar mi pene. Cuando tenía 13 años uno de mis amigos me dijo que el tamaño normal del pene estaba entre 12.5 y 15 centímetros. ¿Cuanto mide tu polla? me preguntó. Yo nunca me la había medido y le dije que unos 13 cm. Más tarde en mi habitación me medí el pene con una regla y me sentí aliviado al ver que no estaba lejos del tamaño que mi amigo comentó. Pero no me di cuenta de que el hablaba de penes en erección y el mío flácido ya media eso.
Un día estando con mis amigos en un bosque, encontramos una revista porno debajo de unas hojas caidas. Me la lleve a casa y las fotografías me confirmaron que mi pene estaba dentro de la normalidad. Tampoco me di cuenta de que los hombres en esa revista tenían todos penes enormes. Estaba contento con mi paquete y eso me dio confianza y a los 14 años conocí a Sarah y empezamos a salir. Era dos años mayor que yo y había estado con otros chicos pero aún era virgen. Una noche que estaba solo en mi casa, ella vino a verme y subimos a mi cuarto. Empezamos a follar y ella no paraba de gemir y poner caras raras. Pensé que estaba disfrutando pero en realidad le estaba haciendo daño con mi polla. Nunca volvimos a acostarnos. Más tarde descubrí que ella me mintió y que yo había sido el primer chico que la había penetrado.
Después de eso, no volvi a follar hasta que pasaron dos años. Sabía que las chicas hacían comentarios sobre que tenía una polla muy grande, pero yo pensaba simplemente que no lo decían en serio.
Fue durante unas vacaciones en Alemania durante el mundial de futbol de 2006 cuando comprendí que yo era diferente a la mayoría de los hombres. Entonces yo tenía una novia y ella nunca había hecho ningún comentario sobre mi pene. Antes de comenzar el partido de la final un grupo de amigos acudimos a una cervecería.Todos bebimos un montón de cerveza hasta emborracharnos y me ausenté un momento para ir a mear y cuando regresé me los encontré a todos con los calzoncillos bajados, alineados mostrando sus pollas. Entre risas, me dijeron, señalando mi paquete, que enseñase mi polla, cosa que hice. Me di cuenta en un momento de lo pequeñas que eran sus pollas o, más bien, de lo enorme que era la mía. «Podrías ganar una fortuna con ese pollón» dijo mi amigo Paul. «Deberías dedicarte al porno». Me reí al oir esa sugerencia pero de vuelta a casa comencé a pensar seriamente en eso. Yo trabajaba como peón y el trabajo de estrella porno parecía demasiado glamuroso para mí. Decidí enviar correos a productoras porno sin decir una palabra ni a mi novia ni a mis amigos.
Algunas productoras respondieron solicitando fotografías y preguntando mis medidas. Así que medí mi polla en erección y aluciné al comprobar que mide 27 centímetros. Ahora gano unas 1000 libras por cada película y aunque me gano la vida con el porno, hecho de menos el poder tener una relación de pareja. Poco después de empezar en el porno rompí con mi novia y desde entonces sólo he tenido rollos de una noche con distintas chicas. Las mujeres que no se dedican al porno en cuanto ven mi enorme polla salen corriendo por miedo a que les haga daño. Unas pocas se quedan y follan conmigo por probar la experiencia de ser folladas por una polla enorme, pero nunca repiten. Esto realmente me deprime. Se supone que un hombre bien dotado debe atraer a las mujeres y no espantarlas.
Mis amigos me dicen que soy afortunado porque follo a las chicas y además gano dinero por ello. Pero soy yo el que envidia a mis amigos, porque ellos tienen relaciones de pareja. Mi enorme polla me excluye de tener una pareja estable. Mi descomunal pene es a la vez mi mejor amigo y mi peor enemigo. Yo me quiero enamorar. Quiero tener una pareja estable. Quiero usar mi gran pollón para tener hijos. Pero para eso tengo que pensar en una forma de convencer a las chicas de que seré muy cuidadoso y que no las lastimaré con mi enorme rabo. NO soy idiota. Se que a la mayoría de las mujeres no les gusta tener un novio que se dedica al porno. Pero mi gran polla es un inconveniente tan grande que al menos estoy feliz de haber encontrado en el porno un modo de usarla y ganar dinero con ella. Lo que las chicas no saben es que la mayor parte del dinero que gano con el porno lo estoy ahorrando para poder fundar una familia en el futuro.
Tengo una polla enorme pero también tengo un gran corazón. Así que me gustaría preguntaros algo, chicas: ¿Es posible que alguna de vosotras sea lo suficientemente grande para atreverse conmigo?.»
Pues ya lo veis. Como se deduce de las palabras de Danny, el tener una de esas envidiadas enormes pollas no siempre es tan deseable como pudiera parecer a muchos y puede tener más inconvientes que ventajas. Para ilustrar esta noticia traemos una nueva escena del enorme falópedo inglés donde se mete en el papel de un estresado ejecutivo que requiere los servicios de una masajista para aliviar su tensión. La masajista (interpretada por Alice Romain) resulta ser una novata que sabe mucho de chupar pollas pero muy poco de dar un buen masaje. El bueno de Danny Dong le demuestra que no hay nada más relajante que el masaje de una enorme polla por detrás y por delante.
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