Empezó llamándose Amanda Hill y luciendo un pálido y jugoso tono de piel, a menudo con las mejillas sonrosadas y la sonrisa siempre a punto, que hacían pensar en un origen anglosajón, pero ahora se hace llamar Elena Vega y su bronceado parece algo más oscuro, su pelo más moreno y su belleza más afilada; que su nombre no os lleve a engaños: es la típica diosa llegada de la República Checa. Siempre decimos que la edad dorada de aquella cantera del porno está ahora interrumpida y de capa caída, pero aunque no aparecen grandes superestrellas de allí siempre hay un goteo continuo y regular de mujeres guapas y con mucho talento. Algún día veremos a un gran diamante salir de allí otra vez, pero hasta entonces mujeres como Elena nos hacen muy fácil la espera.
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