Por algún motivo que se nos escapa y que seguramente tiene su origen más en lo cultural y en lo social que en neuras concretas, las actrices porno rusas tienen tendencia a quedarse en su territorio o como mucho llegar hasta Centroeuropa. Las excepciones, eso sí, son la mar de honrosas: Marina Visconti cruzó los océanos para codearse con las jefas del tinglado y tuvo una acogida que le permitió brillar y rodar las mejores escenas de toda su filmografía. Hoy tenemos a otra de esas «traidoras» a la madre patria que quizá no presenta el físico bestial de Marina, pero que en los trabajos que viene realizando ha demostrado un desparpajo muy poco eslavo. Elena Koshka tiene 23 y hoy se deja hacer marranadas en PervCity con el ucraniano John Strong.
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