Su físico de aire distinguido y su pasado ligado al teatro, la interpretación y la dirección la convierten en una actriz porno que encajaría quizá mejor en etapas anteriores de la industria pornográfica, donde el porno gonzo era aún un concepto embrionario y no era ni mucho menos la fórmula predominante. No en vano, Evelyn se maneja con solvencia en los metrajes con trama, y en las escenas únicamente de sexo explícito no es una actriz explosiva ni de las más atrevidas, pero sí que tiene un halo de elegancia que la diferencia de la mayoría. Ese aire de sofisticación innata que le acompaña lo mantiene incluso al haberse ampliado los senos, puesto que lo ha hecho de una manera tan comedida que no se perciben los efectos del bisturí, por lo que su naturalidad permanece intacta. Ahora bien, esa moderación contrasta con sus encuentros candentes con amantes afroamericanos dotados con grandes vergajos, por los que parece ser que siente una especial predilección.
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