Nos gustaría que rodara de una manera más continuada y sustanciosa, pero a fin de cuentas no cabe otra que agradecer que esta húngara de 31 años aún se deje ver por los estudios profesionales, puesto que resulta deliciosa por donde se mire. Y es que Sharon White es una treinteañera de tomo y lomo (175 cm de estatura) con un morbo superlativo, concedido por una exquisita genética, que aumenta cuando no pone ningún reparo en abrir su vía trasera de par en par para que sus amantes prueben las mieles rectales de un orificio que también es puro algodón de azúcar.
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