Su sonrisa permanente, sus tetazas naturales, su culo enorme y en general un cuerpo desacomplejado, sabedor de su propia sensualidad incluso estando en el límite entre lo convencional y el subgénero de las carnes magras, la inolvidable Noelle Easton, nos dejó por una vida menos pública la pasada primavera y todavía nos acordamos de ella muy a menudo. Antes de marcharse, eso sí, dejó en el cajón de Scoreland sus últimos trabajos en el porno, pequeñas perlas de nostalgia que la productora está dosificando con cuentagotas. Hoy os brindamos el último polvo de Noelle del que tenemos constancia, al menos hasta que otra escena inédita deje de serlo.
El legado de Noelle Easton
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