Las facciones de Adriana Maya revelan su origen multiétnico, que le ha dotado de un físico particular en el que destaca un pandero colosal que se convierte irremediablemente en el foco de atención de todas sus escenas. No se trata de un trasero firme y tonificado en el gimnasio, sino un culo de esos temblorosos que oscilan a un ritmo endiablado provocando ondas expansivas de lujuria. Adriana lo sabe y lo utiliza como arma de seducción masiva.
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