La luz del sol entra sin muchos obstáculos por los amplios ventanales de un apartamento, desde donde se ve un cielo azul muy despejado; la cámara juega y se mueve revelándonos la figura de una bella mujer ligera de ropa. Pronto aparece también el gran anfitrión que, como ya sabéis, es de piel oscura y hace gala de una entrepierna descomunal. En este caso, el tono de piel de Dredd contrasta en gran medida con el color extremadamente blanquecino de piel de la chica invitada de hoy, Hazel Moore, que se le ve aún más pálida y virginal con la luz natural que utiliza el gigantón afroamericano para sus encuentros sexuales. En el envite de hoy no hay sexo anal, puesto que el enorme manubrio de Dredd se adentra por la cavidad más húmeda y rosácea de la señorita Moore hasta vaciarse en sus fauces durante una mamada en la que apenas logra introducir el glande en su boca.
(Finalmente nos hemos visto obligados a reemplazar la escena descrita).
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