Posiblemente la escena más discutida del porno moderno es la que pudo verse en la película Donkey Punch con la actriz Alex Devine. El “Donkey Punch” es una práctica sexual consistente en, estando la pareja en postura del perrito, el hombre golpea levemente con el puño un golpe certero en la parte occipital de la cabeza de la que esta siendo penetrada (esto también vale para relaciones homosexuales) justo en el momento previo a la eyaculación. Según la persona que tuvo la ocurrencia, el golpe provoca una contracción instantanea del esfínter anal y con ello se incrementa el placer de quien eyacula.
Por supuesto que todo este rollo es poco más que una leyenda urbana aunque con tal repercusión que incluso apareció en la serie CSI: Nueva York y en una película de cine convencional con el mismo título que la parafilia en cuestión. En la entrada wikipédica se cita el artículo del columnista Dan Savage que escribió el 25 de octubre de 2006 y en el que aseguraba que “intentar un Donkey Punch puede llevar a resultados desagradables…”. En su columna citaba al Dr. Jeffrey Bahr, miembro del cuerpo docente en el Colegio Médico de Wisconsin: “… no existe reflejo de la neurofisiología humana que induzca a la contracción involuntaria del esfínter anal después de recibir un golpe traumático en la parte posterior de la cabeza. Cualquier trauma en el cráneo puede traer graves consecuencias. Dolor, hemorragia intracraneal, pérdida de memoria, lesiones de cuello y en algunos casos déficit sensorial en los brazos y las piernas. Un golpe lo suficientemente fuerte en la cabeza podría terminar en una fractura vertebral, y que espero que la mayoría de la gente sepa, causando parálisis e incluso la muerte”.
Volviendo a la escena que originó tal revuelo, decir que ni de lejos los Donkey Punch que se vieron en ella contenían la suficiente violencia como para acabar en tragedia. El “puñetazo del orgasmo” no fue más que una anécdota en una escena que contenía situaciones aún más extremas y que finalizaba con los dos productores abofeteando a la protagonista y asegurando que “no hay mal lugar para golpear a una mujer”. En cualquier caso, el nivel de vejación que se vio en aquella cinta dio pie a crear un subgénero violento nunca anteriormente visto en el porno comercial. Me refiero a películas como “First Time Ball Buster” y en el que nuestras pornostars favoritas (Amy Reid, Sasha Grey, etc…) ataviadas con guantes de boxeo, pateaban los santos cojones de unos valientes actores.
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