Ucrania cuenta con el segundo mayor ejército de Europa, además de un gran batallón de hermosas féminas que cogen los bártulos y dejan un país empobrecido en manos de una clase política corrupta. Algunas de estas chicas recalan en la industria pornográfica, como es el caso de Polina Max, un bellezón de cuerpo perfecto que, con apenas cinco o seis escenas en su haber, ya ha realizado prácticas sexuales que muchas otras actrices no hacen en toda su carrera. Ya sea zorrerío por necesidad, por placer o por ambas razones, Polina es otro nuevo portento sexual del este que entra en la cofradía del mete y saca pisando fuerte para alegría de los devotos del autoerotismo.
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