Parece que esta nueva sección de mujerones añejos ha tenido éxito. Me he dado cuenta de que tendemos a seleccionar a señoritas de atributos bien desarrollados como símbolo de sensualidad en una época en que las tetas lo eran todo en el erotismo, pero a partir de la próxima entrega prometo ampliar el espectro y buscar cuerpos más equilibrados. Hoy de momento seguimos la misma senda con Patricia Farinelli, una californiana de origen italiano que, pese a lo buena que estaba, jamás pasó de aparecer en la edición japonesa de Playboy a principios de los ochenta.

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