Creo que todos y cada uno de nosotros hemos caído rendidos en algún momento de nuestras vidas al mismo estereotipo de mito erótico: una mamma italiana que grite mucho al hablar y le guste cocinar espagueti para una docena, con una larga melena negra, las cejas gruesas, la barbilla siempre en alto y unas tetazas enormes asomando por un escote colosal, que imponga siempre su autoridad doméstica y nos cabalgue enloquecida por las noches después de cepillarse el pelo. Es posible que en los ochenta la actriz Donatella Damiani encarnase a la perfección esa figura.
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