Era un culo espectacular, pantagruélico, catedralicio, colosal, astronómico, y lo dábamos por perdido para la causa pornográfica hasta hace un año, cuando regresó sin avisarnos con la idea de tomar esa oportunidad que parecía haber despreciado tras sus prometedores inicios.
El año del comeback de Valerie Kay, norteamericana de ancestros cubanos, ha sido menos intenso de lo que nos habría gustado, pero su modesto ritmo de trabajo (apenas una escena por mes en activo pero, eso sí, todas con grandes compañías como Bangbros, Brazzers, Naughty America o Mofos) nos da para hacerle hoy un monográfico que da una idea del estado actual de su carrera. La edad no le ha sentado especialmente bien, ni tampoco ese aumento de pecho al que se ha sometido, pero su pandero de locura parece tan ajeno a cualquier deterioro como a las leyes de la física.
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