Durante su período de mayor florecimiento Marina Visconti se convirtió en una de nuestras musas favoritas, una promesa exultante que poníamos a la altura de Valentina Nappi, y el tiempo solo nos ha dado la razón a medias. La guapísima rusa dio el salto al porno americano, hizo su trabajo con un inglés macarrónico que no le debió ser de mucha ayuda, y ahora está de nuevo en Europa, trabajando al ritmo que ella elige, un privilegio que suelen tener las grandes. Hoy, con esa media melena que tan bien le queda, la tenemos enfrentando a un veterano como David Perry.
No nos dejes nunca, Marina Visconti
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