Saludos a todos. He escrito este artículo a sugerencia de Chuck, y comienzo dejando claro antes de que salten las de siempre que no me considero experta en nada y que lo que diré en el artículo no tiene por qué ser aplicable a todas las mujeres ni ser la única manera de iniciarse en esta práctica. Simplemente son un par de cosas basadas en mi opinión personal y en mi experiencia.
Puede resultar un poco difícil eso de iniciarse o iniciar a tu pareja en el sexo anal. Para comenzar, diría que es una práctica que es muy conveniente consensuar antes para no encontrarse en situaciones incómodas. Nada de tomar a tu pareja al asalto, o de obligarla a hacer algo que no quiera hacer. Si te pones a explorar esa zona de tu pareja vedada hasta ahora para ti sin haberlo hablado primero sería algo así como si tu chica te introdujera un dedo por el culo para buscarte el punto G sin preguntar: tanto podría acertar y encantarte como bajarte la libido a los pies. Tienes que tener en cuenta que no a todo el mundo, de principio, tiene por qué parecerle atractiva la idea del sexo anal. En mi opinión, depende de una serie de factores: como su educación, creencias religiosas (es tabú en no pocas religiones y aún está prohibida en algunos países incluso a los matrimonios), prejuicios, sentimientos de culpabilidad (se nos enseña desde bien pequeños que todo lo relacionado con el ano es sucio y debe ocultarse), rechazo por un sentimiento de dominación, si le da morbo o no, miedo al dolor físico, confianza en la pareja y experiencias anteriores.
En cuanto a la educación y prejuicios, conviene desterrar algunos tópicos que hasta he leído en algunos comentarios de esta página. El sexo anal no es una práctica depravada ni contra natura, ni te vas a volver incontinente, ni si eres hombre y te gusta eres gay, ni tiene por qué ser una práctica dolorosa si se realiza bien, ni te saldrán hemorroides, ni las mujeres que lo practican van a necesitar pañales a los 50. Es simplemente una manera más de utilizar el cuerpo para dar y recibir placer. Por supuesto es falso que las mujeres no disfrutemos del sexo anal, puesto que es una de las zonas de nuestro cuerpo con más terminaciones nerviosas, a excepción del clítoris.
En cuanto al sentimiento de dominación sí es cierto que tradicionalmente se ha venido asociando al sexo anal, y eso lo dota de mayor morbo para algunas de nosotras, a la vez que tiene connotaciones humillantes para otras. Ahí mi consejo sería que se cambien las tornas y sea ella la que controle en todo momento lo que se está haciendo y sepa que puede echarse atrás o buscar una posición más placentera si lo necesita. Y para los caballeros que reserven los deliciosos azotes y comentarios soeces para otra ocasión, cuando el sexo anal ya sea algo habitual y se pueda ponerle algo de picante si a la chica le gusta, pero mejor no la primera vez.
La importancia de la confianza en la pareja viene determinada porque por un lado, si hay miedo al dolor o estamos nerviosas aquello no va a entrar ni a tiros. Pero sobre todo, hay mujeres que tienen miedo a manchar a su pareja, al olor desagradable… Lo más recomendable, por tanto, es una buena limpieza antes de comenzar. No creo que hagan falta enemas como hacen las actrices porno, al menos por mi experiencia. Me parece que se exagera un poco con este tema, sinceramente lo más que he llegado a experimentar alguna vez son gases después de terminar, nada más. De todos modos las más escrupulosas podrían probar con alguna pera rectal, que se compra en la farmacia y es un poco aparatosa pero indudablemente eficaz. Para el resto creo que con un chorrito dirigido en la ducha podría servir, o mejor aún, tener el polvo en la ducha, que ducharse juntos ya puede ser de lo más erótico. También es más que recomendable la utilización del condón, que por un lado hace la práctica más higiénica y por otro nos protege de las ETS. Sé que los preservativos normales no aconsejan su uso anal y hablan de posibles rupturas, pero sinceramente hasta el momento no he detectado el menor problema (me pregunto si las rupturas no provendrán de que más gente de la que parece no sabe poner/ponerse un condón).
Por último, muchas mujeres lo han intentado y se han rendido porque la primera vez sintieron dolor, tal vez por impaciencia de sus parejas, no emplear lubricante, no ir poco a poco haciendo que se dilate el esfínter con un dedo, etc. A ver, chicas, seamos sinceras. ¿Vuestra primera vez por delante fue como la de las películas o vuestros mejores polvos vinieron después, con la experiencia y estando menos nerviosas? Pero seguisteis intentándolo, ¿verdad? Pues aquí lo mismo, yo diría que esto nos ha pasado a todas las que nos gusta el sexo anal, así que tranquilas. Otra cosa es si después de probarlo varias veces hay realmente mucho dolor por nervios, o por un problema físico, como fístulas anales, desgarros o hemorroides. Si nos pasa esto o simplemente no nos parece agradable por lo que sea lo mejor es dejarlo y que la pareja lo respete, que hay otras muchas cosas con las que se puede disfrutar en el sexo. Supongo que el equivalente sería que a los hombres os dieran una patada en los huevos y acto seguido os pidieran sexo duro: pues mira no, me duele demasiado como para que me apetezca en este momento.
Así que yo comenzaría teniendo una charla sobre el tema, identificando los posibles prejuicios y temores de nuestra pareja y dándole seguridad proponiéndole que lleve ella el control hasta el punto de que la sesión pueda volver atrás y terminar de otra manera si ella quiere. En la entrada “mi exnovia modelo” mi tocaya lapetiteclaudine propone con mucha gracia que utilices a alguna exnovia a la que le encantara el sexo anal para darle celos y que sólo por eso le apetezca probarlo. No sé si funciona, yo apuesto más por aludir a su simple curiosidad y recalcar que es para disfrutar los dos, no sólo tú. Pero ahí les dejo este manual de consejos para llegar al sexo anal con la encarecida recomendación de que leáis el capítulo “sospecha” sobre el orgasmo femenino descrito por una mujer.
Muy bien, partimos del hecho de que a nuestra pareja le apetece probar y tiene la suficiente confianza en nosotros. ¿Qué hacemos ahora? Creo que no es nada conveniente comenzar yendo al grano al poco tiempo. Cuanto más jugueteo previo mejor, desde la manera de quitarse la ropa, acariciar el cuerpo, besarse cada vez de un modo más apasionado… Después a mí me gusta que mi pareja vaya descendiendo hasta practicarme sexo oral, y entonces comenzar la primera aproximación con un beso negro, es decir, lamiendo, besando y mordisqueando la zona del ano.
Se puede dejar ahí nuestra primera aproximación al sexo anal y pasar a otra cosa para volver en otra sesión, cuanta menos prisa mejor. Lo mismo para los demás pasos que voy a detallar. No hará falta a estas alturas de la película que indique que también se puede jugar con ciertos alimentos en esta, como en todas las otras partes del cuerpo.
Otra alternativa es, mientras estés con el cunnilingus ir extendiendo el lubricante e introducirle un dedito, muy despacio, dejando suficiente tiempo para que se acostumbre antes de moverlo hacia dentro y fuera o en pequeños círculos.
A mí eso me encanta y me parece que hace más intensas las sensaciones que recibo en el clítoris. Eso sí, las uñas arregladitas, por favor (sobre todo en el caso de que sean ellas las que masajeen a su compañero). Puedes comenzar con tu meñique para sustituirlo a continuación por tu dedo índice. Cuando esté lista puedes pasar a intentarlo con un segundo dedo, haciendo buen uso del lubricante.
También se pueden utilizar juguetes sexuales para la dilatación anal, llegados a este punto. Los hay de todos los tipos, tamaños y colores. Habitualmente tienen un grosor y tamaño diferente que los de uso vaginal y tienen una base ancha, para que no se introduzcan por completo en el recto, como es el caso del plug anal. Incluso los hay inflables mediante una pequeña bomba de aire para controlar su tamaño e ir aumentándolo y ejercitando los músculos para acostumbrarse a mayores grosores.
También está el llamado carrete tailandés, que es una especie de hilo con bolitas de distintos tamaños que se insertan en el recto y se extraen cuando se está cerca del orgasmo. A algunos les sonará más lo de carrete filipino, que tiene ese nombre porque se creía que lo usaba Isabel Preysler con sus amantes y consistía en introducirles un pañuelo con distintos nudos y extraerlo en el momento en que se corrían.
Yo personalmente, aunque me vuelvan a llamar pajillera, optaría por ser yo misma la que los utilice primero para familiarizarme con el tema. Creo que nada mejor que conocer tu propio cuerpo, porque así estás más relajada, tienes todo el control y puedes usar tus dedos o juguetes con toda la paciencia del mundo, sin ningún tipo de presión de la pareja y de tiempo. Como alguno o alguna se lo estará preguntando me adelanto: merece la pena invertir un poco y comprar algo de calidad que no arriesgarse con frutas y hortalizas varias, que pueden no estar muy limpios, tener rugosidades que irriten el recto, etc. Si a pesar de todo lo tuyo es lo barato y casero lava bien y ponle un condón a tu zanahoria (suspiro).
Todo esto de la dilatación puede parecerte una soberana pérdida de tiempo, pero créeme, es una excelente inversión a largo plazo. Ten en cuenta que desde que nacemos hemos estado utilizando el ano únicamente para la expulsión de las heces, y por tanto la sensación de que algo en lugar de salir entra en él nos puede resultar desagradable al principio, como cuando te ponían un supositorio de pequeño, por ejemplo. Dando un margen de tiempo nos acostumbraremos a esa nueva sensación y podremos disfrutar con ella. Aprenderemos también a reconocer cuándo estamos tensando el ano y a relajarlo a voluntad. Además, piensa que el que algo quiere algo le cuesta, y que si guarda un buen recuerdo de su primera vez será más sencillo que quiera volver a probarlo.
Una vez que el ano está relajado y dilatado, bien mediante los dedos o algún juguete sexual, es el momento de introducir la polla, pero nuevamente despacio, dándole tiempo a acostumbrarse a su grosor. Es ella la que debe marcar el ritmo y profundidad de la penetración del modo que le parezca menos doloroso y más excitante. Aquí mi consejo en cuanto a las posturas es comenzar con una en la que la penetración no sea muy profunda, como los dos de lado tumbados o los dos de pie y erguidos.
Ya habrá tiempo de pasar al clásico perrito, al misionero con las piernas de la chica en tus hombros y todo lo que se os ocurra, pero de mano la sensación me parece demasiado intensa. Si quieres redondear la jugada no te olvides de acariciar a la chica por todo el cuerpo y, sobre todo, prestar atención a su clítoris. Se habla mucho de los orgasmos anales pero soy más bien escéptica al respecto: podrían obtenerse, sí, igual que hay gente que es capaz de tener orgasmos sólo mediante el uso de su imaginación, pero me parecen igual de raros. Por agradable, excitante y morboso que le parezca el sexo anal, si quieres asegurarte de que tu chica se corra lo mejor es que masturbes simultáneamente su clítoris o que dejes que sea su mano experta la que lo haga, o utilice un vibrador. Yo añadiría que lo que le digas también es importante, a muchas no nos gustan los animadores tipo clase de aeróbic (“así es nena, lo estás haciendo muy bien”), pero siempre viene bien hacer saber que a nuestra pareja estás disfrutando aunque sea con simples gemidos de placer.
Un último consejo es que no utilices vaselina, ni mucho menos aceite para bebés ni cosas así si no queréis acabar ambos con una irritación de cuidado. Además sólo los lubricantes de base acuosa son compatibles con el condón, y merece la pena gastarse un poquito de dinero en una fantasía, digo yo. Incluso existen lubricantes en los sexshops especiales con un pequeño efecto anestésico o dilatador. Los de frío o calor no los recomiendo porque el primero no es muy acorde para una dilatación y el segundo, a mí al menos, me parece demasiado fuerte y añade más sensaciones raras a las que ella va a experimentar en su primera vez.
Sé que hay gente que opina que con la saliva es suficiente o hace penetraciones sin lubricante, pero para una primera aproximación me parece apostar por un desastre casi seguro. Esa zona no tiene lubricante natural como la vagina, ni se dilata como ésta, y la saliva o el flujo vaginal se secan enseguida. Si quieres saber lo incómodo y displacentero que es introducirse algo sin el debido cuidado puedes experimentar con tu propio ojete. Lo mismo digo para los que quieran que su pareja experimente el prolapso anal, que lo prueben ellos primero antes de pedir por esa boquita.
Finalmente nunca, pero NUNCA pases del culo al coño sin lavarte primero escrupulosamente y/o cambiar de condón. No importa en cuántas pelis porno lo hayas visto, le vas a provocar a tu chica una infección de cuidado y quitar todas las ganas de volver a repetir alguna vez la experiencia, y tú no quieres eso ¿verdad?
Claudine
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