Si os fijáis, la mayoría de premios a mamadas van casi siempre en exclusividad a felaciones algo extremas, con mucha saliva o mucha profundidad traqueal, y eso es algo que tiene mérito pero le roba protagonismo a maniobras algo más delicadas y precisas que merecen ser reivindicadas. En diciembre de 2011, unos meses antes de empezar a desvanecerse como pornstar convencional, la gran Bobbi Starr demostraba en Bobbi Loves Boys que no solo era buena tragando pollas hasta el estómago, sino que también dominaba el arte de la mamada dedicada, delicada y perfecta.
Clásicos porno: Bobbi y la mamada perfecta
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