No sé si desde aquí indirectamente tenemos alguna mínima influencia en la vida profesional de las pornstars, pero nos encanta ver cómo señoritas prácticamente desconocidas a las que aquí reivindicamos van progresando y ganando status. Lo de Siri, eso sí, era una vocación auténtica: a los 19 decidió que quería hacer porno, esperó hasta acabar la universidad, se casó (ojo: en la primera cita le dijo a su marido que quería ser pornstar) y se mudó a Los Angeles, donde está realizando su sueño con una convicción y una confianza que impresionan.
Con Alan Stafford
Con Seth Gamble
Con Carlo Carrera
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