Nacida en la primavera de 1950 en un pueblecito de California, la hermosísima Christine Maddox era la penúltima de siete hermanos y durante su juventud representó lo que ahora ya se considera ya un cliché sobadísimo de la juventud americana de los setenta: tras graduarse en el instituto empezó a trabajar en la fábrica de productos electrónicos donde su padre era empleado y después de unos años finalmente decidió dejarlo todo e irse a Los Angeles para iniciar su carrera como modelo. No sé si le fue bien o mal, pero en 1973 fue chica del mes de diciembre en Playboy y eso es mucho más de lo que pueden decir la mayoría.
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