Se suele decir que cuando una película convencional contiene sexo explícito (porno sin más) estamos ante una mierda de grandes dimensiones, precisamente lo que ha sido acusada la última película de Vincent Gallo, Brown Bunny. Considerada por muchos la peor película de Cannes, el film pasará a los anales del cine independiente no solo como uno de las mayores ridículos sufridos por una actriz de relumbrón, sino también por ser la primera en la que una actriz de la talla de Chloe Sevigny es filmada mientras practica una felación sin trampa ni cartón al propio director.
La escena fue eliminiada muy a pesar de la voluntad de Vincent Gallo del montaje final.
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