En sus inicios Hegre Art poseía ese aura de distinción tan típica de ciertos artistas eróticos: Petter Hegre había levantado su estudio a base de desarrollar una tremenda capacidad de seleccionar bien a sus modelos y de sacar provecho a su belleza con fotos de espléndida factura, pero poco a poco con la excusa de los masajes y lo tántrico se han ido acercando peligrosamente la borde de lo que ya podría considerarse directamente porno sin tapujos. Bonito, delicado, estético; pero porno.
El caso más indiscutible es el de Charlotta Phillip, una espectacular modelo checa que se ha especializado en el ejercicio de ordeñar a hombres en una de esas camillas de masaje con el agujero en la parte media-baja de la tabla, como un glory hole horizontal. Es la misma fórmula exacta que popularizó una web abiertamente pornográfica como Milking Table.
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