A raíz de las acusaciones de violación vertidas por Stoya contra James Deen, el actor recibió ayer dos nuevos reveses profesionales, así como un cúmulo de acusaciones que parecen no tener fin y que han acabado con la renuncia voluntaria del actor como miembro del comité de defensa para actores de la industria para adultos (APAC). Recordemos que este comité tiene como finalidad mantener y mejorar la seguridad y las condiciones de trabajo en el porno, dando representación legal a los profesionales en asuntos que afectan a su salud, seguridad y dignidad.
Peter Acworth, presidente de Kink se desmarcaba del actor y daba por finiquitada su colaboración profesional: «Para la comunidad Kink.com el consentimiento es algo sagrado, y por este motivo cesarremos cualquier lazo profesional con James Deen, tanto como intérprete y productor». Kink, la productora más importante de BDSM en el mundo, es la primera que toma en serio las denuncias de Stoya, Joanna Angel y Tori Lux, y corta por lo sano con un actor que hasta ayer había participado en más de un centenar de películas para la productora de San Francisco. Y no es la última.
John Stagliano, en nombre de Evil Angel, publicaba un comunicado donde dejaba claro que su empresa tenía como máxima el sexo consensual y que no podían mantener en plantilla a un trabajador acusado de abusos: «tras las recientes acusaciones contra James Deen, Evil Angel ha decidido dejar de vender todas las escenas en las que participa».
Los problemas se le acumulan a James Deen que, además de los despidos, ve aparecer nuevas revelaciones apuntando en la misma dirección. La última de la actriz Ashley Fires, quien asegura Deen es el único actor con el que se niega a trabajar debido a un episodio violento sufrido después de realizar una escena para Kink.
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