El orgasmo, es la culminación de toda escena porno: todo el bombeo previo tiene como sentido acabar en una catarsis de semen desparramado generalmente en algún lugar de la piel de la actriz. Pero no es así siempre y últimamente el orgasmo femenino ha tenido un peso más que significativo (desde los íntimos vídeos de Beautiful Agony a las escenas más centradas en los efluvios femeninos y que acaban en Squirting). Una de las nuevas caras de esta tendencia que marca que es el rostro de ellas, tanto como su cuerpo turbulento y tremulante, el que manda y en el que se ha de fijar nuestra mirada.
Maryjane Auryn, pese a ese apellido, no es ninguna estrella del pop rancio, más bien es una actriz que sabe oscilar entre el completo amateur y el mainstream sin complejos; siempre siendo ella la responsable y víctima del placer. Es su cara la que vemos en todo momento, sus ojos son los que dejamos de ver cuando los hace desaparecer de sus cuencas por placer y es su cuerpo el que vemos retorcerse con cada orgasmo. Si éstos son falsos o verdaderos sólo lo sabe ella, pero lo que sí que sabemos es que todos querríamos pensar que hay más verdad que mentira en cada espasmo.
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