El otro día leí que de las siete películas porno más vendidas en lo que va de año, cinco son de Greg Lansky. Y estamos hablando exclusivamente de ventas de discos físicos: si sumamos las ventas digitales y las suscripciones, es evidente que el cineasta francés se ha puesto la industria del porno por montera. Buena prueba de ello es cómo empiezan a salir imitadores, y eso que no es fácil; si algo caracteriza el trabajo que Lansky hace en Blacked, Tushy o Vixen es sin duda la factura técnica y un cuidado de la imagen extremo que otras compañías no podrían alcanzar ni queriendo. Hay una que se está acercando, eso sí: la última escena de Candy Alexa en Joymii tiene una inspiración visual muy clara.
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