Hay pornstars que, aunque uno solo conozca desde hace unos pocos meses, da la sensación de que llevan ahí toda la vida dando clases magistrales sobre el follar como si fuesen auténticas veteranas. Ocurre algo así con Bonnie Rotten, que no lleva ni dos años trabajando y ya es no solo una de las pornstars más populares —nada fácil sin culazo, sin tetazas y con más tatuajes de los que muchos están dispuestos a tolerar en sus fantasías—, sino que también es de las que más pasión le echan a su profesión.
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