Y vuelve en el papel de masajista. El primer cliente no tardará en darse cuenta de que la sesión será intensa. Bonnie frota el culo y las tetas por toda la polla antes de metérsela en la boca. Una vez encerado el capullo, es hora de que el cliente bombee el coño hasta la descarga final, que será en la cara de Bonnie.
Por cierto, hace unos días Netflix estrenaba un nuevo capítulo (dedicado a Bonnie Rotten) del documental que repasa la vida de célebres actrices porno ya retiradas. Allí da rienda suelta a reminiscencias del pasado: el abandono por parte de la madre, su nefasto pasado escolar, sus primeras experiencias sexuales y la infame escena que rodó junto a Max Hardcore y que en su día publicamos por aquí. Lo que no recuerdo que dijera es que volvería a rodar porno, algo que nosotros celebramos por todo alto.
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