Con un atuendo que parece sacado del mismísimo armario de Scarlet Chase la trigueña que es inmune al paso del tiempo desata pasiones y los deseos más oscuros de todos los que disfrutamos de la estética del bondage. Y es que hay que reconocer que la piel bronceada de Rachel Starr luce espectacular con lo que se ponga, ese cuerpazo de 38 años humilla a mucha de las veinteañeras de esta generación y con esa lencería de dominatriz bien que podría ser una auténtica vampiresa pues se conserva tan lozana como hace 10 años.
Y aunque esta vez la Rachel no traga ni hace anal —en una escena que tenía pinta de ser el espectáculo sodomita de su vida y termina siendo otra escena vainilla— si que se disfruta de verla en 4 patas por lo buena que esta.
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