EL otro día reivindicábamos la figura como directora de Bobbi Starr con una escena que evidenciaba su descomunal talento para configurar encuentros sexuales estimulantes para el espectador, tanto en composición como en encuadre. La guapísima norteamericana ejercía las veces de fluffer y lubricante humano para dejar a punto de caramelo a la protagonista antes de que ella se retire y lleguen los dos machotes a hacer el trabajo duro sin cortes de por medio. Parece que fue algo habitual en el rodaje de su película Old School, y esta vez repite la misma estratagema con la francesita Tiffany Doll, a quien Mr. Pete y Dane Cross no dudan en ensartar por ambos flancos.
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